Tlapaneco bloJeando

Leyendo una noticia en el Universal.com que decía que Federico Lusenhof se iba a España en un cargo con el equipo de Almería, se me llenó la cabeza y el corazón de recuerdos increíbles de un equipo de Fútbol que unió a todo un Estado....Nezahualcoyotl.

En esa época yo vivía en la "Metropolitana" en Ciudad Neza, a 20 minutos del Estadio Tecnológico de Nezahualcoyotl, ese inmueble que se convirtió en un verdadero recinto casi espiritual, donde convergían todo tipo de personalides, desde los estudiantes, familias, los amigos e incluso los desconocidos, todos ellos con un mismo fin, el de apoyar a los Toros Neza.

Aún recuerdo a la perfeccción el lugar donde cada domingo me iba a sentar en el estadio, respirando ese olor característico de las zonas limítrofes del Estado, esas zonas donde al mirar hacia el horizonte solamente se dejaba ver las zonas llanas y los basureros.

El ingresar al Estadio representaba todo un show visual y auditivo con las características porras y gente del Toros: "Chale, chale, apúrese para ganar buen lugar", "¡Ese pinche chintrolas, chingas a tu madreeeee buuuey!", "¡Lleve lleve la playera de Mohameed, $200 barooooos!"

Ver a los cientos de tipos con las cabezas pintadas de amarillo o naranja gritando por un saludo siquiera de aquellos ídolos que se dejaron querer por la entrega y la alegría de jugar buen fútbol. Esos personajes que cada domingo nos hacían olvidar lo difícil que resultó la semana en la Universidad, en el trabajo o en la casa. Esos ídolos que entrando a penas al campo, irradiaban en su forma de calentar esas ganas de querer jugar simplemente al fútbol ( y no como otros pinches equipos que salen a que no les metan el gool).

Y compañía rompieron los esquemas de presentación de un equipo al momento de salir al campo, a vces salían con sombreros, con máscaras o con las cabelleras de colores....No había problema, ya que lejos de poder caer en la ridiculez, se sublevaban con Fútbol.

Y cuando de celebrar un gol se trataba, ninguno como ellos.

Llegué a sentir un cariño por ese equipo, un cariño verdadero y sin falsedades. A grado tal que en estos momentos me entra una nostalgia que invita a mis lagrimales a cumplir con su función.