Sólo tras el pitazo final, el juez internacional Sergei Shmolik llamó la atención por su postura corporal extrañamente torcida y su resistencia a abandonar el campo de juego, agrega el rotativo sensacionalista. El árbitro justificó su comportamiento afirmando que había sentido un viejo dolor de espalda.
En una revisión médica inmediatamente posterior al partido disputado el 5 de julio, pudo constarse que tenía un valor muy alto de alcohol en sangre, de 2.6 miligramos por litro de aire exhalado. Shmolik adujo haber bebido recién una vez concluido el cotejo, no antes.
Shmolik, con una experiencia de 247 partidos dirigidos en Bielorrusia —y elegido en 2005 como el mejor de su país—, tendrá que responder por su comportamiento ante una comisión arbitral la semana próxima.
Fuente: El Universal.
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